Hay varios animales, no sólo osos

Dentro de toda la variedad de juguetes que un pequeño infante suele tener encontramos aquellos peludos, grandes o pequeños peluches, peluches para todo tipo de situaciones y la primera que se me viene a la mente es el típico “Me voy de la casa”… Agarro mi peluche especial, mi mejor amigo, y me voy tal vez al jardín o a la calle de enfrente esperando que salgan mis padres a buscarme , lo extraño es que en esas situaciones uno saca un peluche, tal vez algo de ropa pero un niño generalmente no se percata de llevar comida, o en la mayoría de casos es así… Niños así somos, así fui.

Esos peluches que también tienen un significado familiar importante, algo como “Este me lo dio su papá cuando éramos novios” o también algo como “Este era de su abuelita” o “Con este jugábamos con sus tíos”.

Así que así, con lo especiales que llegaron a ser o llegarán a ser, los peluches son eso: peluches, les hablamos a veces, creemos que entienden nuestros problemas o incluso con estos o con cualquier otro juguete llegamos a pensar que sienten lo que les hacemos o sufrirán un daño psicológico por lo que les dijimos, pero no, todos sabemos que es no es así, claro menos en la etapa de la infancia… 


Pero como todo, perdemos de su cuidado mientras el tiempo pasa y en los casos más “Extremos” No termina empolvado en alguna caja o baúl en relativamente buen estado, sino que terminan como aquellos de película de terror un ojo de botón, uno porque no tiene el otro, tiene un hilo remplazando aquel ojo, y todo los hilos de todo el peluche sin simetría, una triste realidad que me lleva a pensar en todos aquellos niños que aunque sea en ese estado valoran un peluche, sólo por el hecho de sí, ser uno de los mejores amigos de la infancia!.